¡El narco cobra otra víctima! Asesinan a alcalde de Tacámbaro vinculado con el crimen organizado mientras el gobernador solo da declaraciones huecas…
Viernes sangriento.
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Tacámbaro Mich. 6 de junio del 2025
En la madrugada de este viernes, el presidente municipal de Tacámbaro, Salvador Bastida García, fue acribillado junto a su escolta en un ataque directo y brutal, apenas unos meses después de que fuera señalado por colaborar con una célula del crimen organizado. Un crimen que huele a ajuste de cuentas… o a silencio pactado.
Los hechos ocurrieron en la calle Fuerte de Loreto. Bastida y su escolta Pastor Cortez Álvarez iban a bordo de una camioneta blanca cuando sicarios los sorprendieron a balazos, sin piedad. El oficial murió al instante; el alcalde fue trasladado aún con vida al hospital, pero no resistió. El crimen organizado volvió a marcar territorio, y otra vez en complicidad con el poder.
¿La respuesta del gobernador morenista Alfredo Ramírez Bedolla? Tibia, lejana, cómplice por omisión. Solo se limitó a decir que “la FGR no les ha notificado nada” y que “ellos no tienen por qué ser informados”. ¿Es en serio? Mientras los balazos suenan en su estado, él voltea la cara y se lava las manos.
Pero esto no es un caso aislado. ¡Claro que no! ¡En Michoacán ya se volvió costumbre que presidentes municipales morenistas estén embarrados hasta el cuello con el narco! Tacámbaro es solo la punta del iceberg. Pátzcuaro, Queréndaro, Santa Clara del Cobre, Apatzingán, y otros municipios —que iremos exhibiendo uno por uno— también están bajo la lupa por presuntos pactos con el crimen organizado, permitiendo a los cárteles controlar áreas clave como obra pública, tesorería y seguridad.
Bastida no solo fue investigado por reunirse con líderes del crimen organizado, también su equipo cercano estaba bajo sospecha: Edgar Raúl Flores Silva (director de seguridad pública), Gabriel Villaseñor Zamudio (subdirector) y el tesorero Ramón Campos Murillo, alias “El Chilango”, quien pasó año y medio preso en EE.UU. por trata de personas. ¡Y aun así lo pusieron a manejar el dinero del pueblo!
Este es el retrato de un gobierno podrido hasta la médula, donde la delincuencia organizada no solo manda… ¡sino que gobierna desde los palacios municipales!
El asesinato de Salvador Bastida no es una sorpresa, es una consecuencia lógica de lo que pasa cuando el narco y el poder caminan juntos. Y mientras tanto, el gobernador se dedica a dar declaraciones tontas, como si no supiera que Michoacán arde bajo su mandato.
¿Cuántos muertos más necesita Morena para aceptar que ha entregado municipios enteros al crimen? ¿Cuántos alcaldes narco fichados faltan por caer?
Esto, señoras y señores, apenas comienza.
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